jueves, 10 de marzo de 2011

CUARESMA




La Cuaresma nos recuerda los 40 días que Jesús pasó en el desierto. “El Espíritu empujó a Jesús al desierto”. Nos invita a entrar en desierto con los pies descalzos y las manos vacías. El Evangelio nos recuerda: “A continuación el Espíritu le empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Vivía entre alimañas y los ángeles le servían”. (Mc 1:12 – 13)

Durante estos cuarenta días Jesús se enfrenta con la esencia de su ser. Las preguntas que le hace Satanás, en un principio destinadas a despistarle hacen lo contrario; le ayudan a clarificar lo verdaderamente esencial en su vida. Podemos utilizar este tiempo para ir al centro de nuestro ser, y abordar de nuevo nuestra verdad.
                      
  Intuimos las pruebas, las tentaciones y la vulnerabilidad que vamos a encontrar cuando intentemos reflexionar, dejar, desprendernos, de aquello que en el fondo del alma sentimos necesario cambiar. Necesitamos la alternativa del silencio y de la soledad para ser libres y gozar de la libertad de los hijos de Dios. Necesitamos tener cada día de cuaresma un tiempo de desierto. No hace falta ir al desierto, sino entrar en nosotros mismos. El desierto somos nosotros. Podemos entrar cuando y en donde queramos. Depende de nuestro querer. Dejemos que el Espíritu nos empuje al desierto, nos asista en la lucha contra el mal, abra nuestros oídos y corazón a la Palabra y nos prepare a vivir el misterio pascual y ¡sobre todo! ser renovados por él.

                                           
Cuando intentemos abrirnos para vivir nuestra llamada a la santidad, a una vida cada vez más integra. Dios que conoce nuestras heridas, sabe que en la vida de Cristo, en sus palabras, en su experiencia de sanación y en su paso por el Misterio Pascual, encontraremos el bálsamo que nos sana. 

Cuaresma es eso: un tiempo para volver a mirar nuestros sueños, para recorrer el álbum de fotos de la vida y constatar que no siempre fue así, que podemos reconectar con toda nuestra vitalidad truncada por ese acontecimiento que nos aniquiló nuestra capacidad de volar.

La Cuaresma hace referencia a los 40 días de preparación que dispone la Iglesia Católica Apostólica Romana (también algunas Iglesias Católicas Ortodoxas y unas evangélicas) para poder vivir adecuadamente la Semana Santa.

                   La palabra Cuaresma deriva de la palabra latina "quadragesima " que significa, literalmente, "cuarenta días" o "cuadragésima". 40 es un número simbólico en la Biblia, fueron 40 los años de Israel en el desierto con Abraham, 40 son los días que duró el diluvio que cayó sobre todo el mundo y del que Noé salvó a su familia y muchas especies de animales, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, como son 40 los días que se tomó Jesús en el desierto para alimentarse espiritualmente para poder vivir su Pasión, Muerte y Resurrección. En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La Cuaresma se inició en el Siglo IV Después de Cristo, alcanzó primero una gran adhesión en las Iglesias orientales más que en Occidente. Durante el Siglo X la Iglesia ya la oficializa como uno de los momentos más fuertes del calendario litúrgico.

Este tiempo da comienzo con el denominado Miércoles Ceniza y finaliza en el Jueves Santo luego de la Celebración de la Última Cena; es decir, incluye cinco domingos en los cuales las lecturas del Evangelio rondan sobre el continuo llamado a la conversión, la importancia de realizar ayuno y penitencia y no perder de vista el peligro del pecado.

Y en el templo se atreve a proponernos este ejercicio año tras año porque  tiene la confianza plena que ni la " tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada, que ni la muerte, ni la vida" nos puede separar el amor de Padre.

No se entiende la Cuaresma si no es en función de la PASCUA.

El tiempo de Cuaresma empieza el Miércoles de Ceniza y acaba el Jueves Santo. En ese período no se canta el "Aleluya" ni se recita el "Gloria".

En los primeros tiempos, la Cuaresma era un período de preparación intensiva al Bautismo, que se celebra en la noche de Pascua.

El ser bautizado exige una coherencia y un cambio de mentalidad.


                                              

Tu desides si quieres continuar con el CARNAVAL DE LA VIDA o  renovarte en la CUARESMA, COMO EL AVE FENIX QUE RENACE DE SUS CENIZAS

Un Saludo Fraternal en esta CUARESMA…

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